Cambio climático y enormes tsunamis

Una investigación relaciona el cambio climático con la posibilidad de que se formen tsunamis masivos frente a las costas de la Antártida.

El cambio climático podría desatar enormes tsunamis en el océano Antártico provocados por deslizamientos submarinos. Un nuevo estudio basado en perforaciones de sedimentos en el lecho marino de la Antártida predice esta alarmante posibilidad. Las hipótesis de los científicos están respaldadas por fenómenos ocurridos en el pasado. Durante épocas anteriores de calentamiento global, hace 3 millones y 15 millones de años, capas de sedimentos sueltos se deslizaban al mar creando tsunamis que golpeaban las costas de América del Sur, Nueva Zelanda y el sudeste asiático.

Hoy en día, con el calentamiento antropogénico de los océanos, los investigadores creen que existe una posibilidad real de que estos tsunamis puedan desatarse una vez más. Sus hallazgos fueron publicados el 18 de mayo en la revista Nature Communications (ref.).

La inestabilidad de la Antártida

“Los deslizamientos submarinos representan un riesgo significativo. Tienen el potencial de desencadenar enormes tsunamis que pueden provocar pérdidas de vidas humanas”, declaró Jenny Gales, profesora de hidrografía y exploración oceánica en la Universidad de Plymouth en el Reino Unido. “Nuestros resultados destacan la necesidad urgente de mejorar nuestra comprensión de estos fenómenos. Debemos entender cómo el cambio climático global afecta la estabilidad de estas regiones”.

En 2017, los investigadores encontraron evidencia de antiguos deslizamientos submarinos frente a la Antártida por primera vez en el mar de Ross oriental. Atrapadas bajo estos deslizamientos, dentro de capas de sedimentos, hay criaturas marinas fosilizadas conocidas como fitoplancton. Los científicos regresaron al lugar un año después y perforaron profundamente en el lecho marino para descubrir la historia geológica de la región.

Al analizar los núcleos de sedimentos, los científicos descubrieron que las capas de sedimentos débiles se formaron durante dos períodos. El primero ocurrió hace aproximadamente 3 millones de años durante el cálido Plioceno medio, y el segundo hace 15 millones de años durante el Mioceno. Durante estas épocas, las aguas de la Antártida estaban 3 grados Celsius más cálidas que las temperaturas actuales. Las floraciones de algas llenaron el fondo marino subyacente, creando un sedimento rico y resbaladizo, lo que hizo que la región fuera propensa a deslizamientos.

“Durante los climas fríos y las eras glaciales siguientes, estas capas resbaladizas quedaron cubiertas por gruesas capas de grava gruesa producida por glaciares e icebergs”, dijo Robert McKay, director del Centro de Investigación Antártica de la Universidad Victoria en Wellington.

Causas de los tsunamis

El factor desencadenante exacto de los deslizamientos submarinos pasados en la región no se conoce con certeza. Los investigadores creen que el culpable más probable es el derretimiento de los glaciares debido al calentamiento climático. El fin de los períodos glaciales en la Tierra provocó el encogimiento y el retroceso de las capas de hielo. Al aliviar la carga sobre las placas tectónicas, estas rebotaron hacia arriba en un proceso conocido como rebote isostático.

Después de que se hubieran acumulado suficientes capas de sedimentos débiles, el levantamiento continental de la Antártida provocó terremotos que hicieron que la grava gruesa se deslizara sobre las capas resbaladizas desde el borde de la plataforma continental, desencadenando deslizamientos que desataron enormes tsunamis.

La escala y el tamaño de los antiguos tsunamis oceánicos no se conocen. Sin embargo, basándose en dos deslizamientos submarinos relativamente recientes, los científicos han comprendido la magnitud de estos posibles eventos destructivos. El tsunami de Grand Banks de 1929 generó olas de hasta 13 metros de altura. Mientras tanto, el tsunami de Papua Nueva Guinea de 1998 desató olas de hasta 15 metros de altura, resultando en 2,200 víctimas.

La situación actual

Con muchas capas de sedimentos enterradas bajo el lecho marino antártico y el derretimiento de los glaciares en la cima del continente debido al cambio climático, los investigadores advierten que si están en lo correcto, podrían volver a ocurrir deslizamientos y tsunamis enormes en el futuro. “Las mismas capas todavía están presentes en la plataforma continental externa. Por lo tanto, es muy probable que se produzcan estos deslizamientos. La gran pregunta es si el factor desencadenante de los eventos sigue en juego”, declaró McKay.

“Hemos propuesto el rebote isostático como un potencial desencadenante lógico. Pero la erosión de los sedimentos podría ser causada por una falla aleatoria o cambios controlados por el clima en las corrientes oceánicas en puntos clave de la plataforma continental. Sabremos más cuando podamos utilizar modelos computacionales en estudios futuros”.

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