Actualmente están en marcha las pruebas del dron Dragonfly de la NASA. El vehículo propulsado por energía nuclear, del tamaño de un automóvil, buscará posibles precursores de vida en Titán, la luna de Saturno. Pero antes de que Dragonfly pueda despegar, la NASA debe asegurarse de que pueda resistir el entorno único de esta luna.
El objetivo principal de Dragonfly es estudiar la compleja química de Titán, que podría proporcionar información sobre los orígenes de la vida en nuestro Sistema Solar. Equipado con cámaras, sensores y muestreadores, este vehículo explorará áreas de Titán conocidas por contener materiales orgánicos, especialmente regiones donde estos materiales podrían haber encontrado agua líquida debajo de la superficie helada de la luna.
Tipos de pruebas
El aterrizador atravesará la atmósfera rica en nitrógeno de Titán utilizando cuatro rotores coaxiales. Para asegurarse de que estos rotores puedan funcionar en tales condiciones, el equipo Dragonfly realizó numerosas pruebas en el Langley Research Center de la NASA. «Todas estas pruebas contribuyen a nuestras simulaciones Dragonfly Titan y a las predicciones de rendimiento», dijo Ken Hibbard, ingeniero de sistemas de misión de Dragonfly en una declaración (ref.).
Se han llevado a cabo cuatro campañas de pruebas en el dron de la NASA Dragonfly. Las dos primeras en un túnel subsónico de 4 x 7 metros y las otras dos en un túnel dinámico transónico (TDT) de 5 metros. El túnel subsónico se utiliza para validar los modelos fluidodinámicos desarrollados por los científicos de diseño. Mientras que el TDT se utiliza para validar modelos informáticos en condiciones atmosféricas simuladas que probablemente Dragonfly encontrará en Titán.
La prueba más reciente, realizada en junio, involucró un modelo Dragonfly a escala reducida. «Con cientos de pruebas, hemos probado las condiciones de vuelo esperadas. Con variaciones en la velocidad del viento, la velocidad del rotor y los ángulos de vuelo para evaluar el rendimiento aerodinámico del vehículo», dijo Bernadine Juliano, gerente de pruebas. «Completamos más de 700 carreras en total, que abarcaron más de 4.000 puntos de datos individuales. Todos los objetivos se lograron con éxito. Los datos ayudarán a aumentar la confianza en nuestros modelos de simulación antes de extrapolarlos a las condiciones de Titán».

La complejidad de la misión
El análisis de esta gran cantidad de datos implica un gran esfuerzo de colaboración. Desde especialistas en la Universidad de Florida Central hasta el Ames Research Center de la NASA en Silicon Valley. Rick Heisler, quien supervisó las campañas TDT, enfatizó el valor de las simulaciones para comprender el rendimiento de Dragonfly en la atmósfera de Titán.
«El entorno de gas pesado en el TDT tiene una densidad tres veces y media superior a la del aire. Pero opera a presión y temperatura ambiente al nivel del mar«, dijo Heisler. «Esto permite que los rotores funcionen en condiciones cercanas a las de Titán y reproduzcan mejor la elevación y la carga dinámica que experimentará el aterrizador real».
A medida que las piezas de la misión se unen, la enormidad de la tarea y la naturaleza histórica de la misión se hacen cada vez más evidentes para el equipo. «Con Dragonfly, estamos convirtiendo la ciencia ficción en una realidad exploratoria», dijo Hibbard. «La misión se está concretando paso a paso y estamos entusiasmados con cada siguiente paso hacia el envío de esta aeronave revolucionaria a los cielos y a la superficie de Titán.»
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