James Webb y las galaxias imposibles

Un equipo internacional descubrió, con las imágenes de CEERS de James Webb, galaxias imposibles que no deberían haberse formado.
Un mosaico recolectado por James Webb de una región del espacio cercana a la Osa Mayor, con inserciones que muestran la posición de seis nuevas galaxias imposibles que se formaron al comienzo del Universo. Crédito: NASA

Un equipo internacional de astrofísicos ha descubierto varias galaxias imposibles ocultas en las imágenes del telescopio espacial James Webb. Seis enormes galaxias surgieron tan temprano en la historia del Universo que no deberían existir según la teoría cosmológica actual.

Cada una de las galaxias descubiertas habría aparecido en el amanecer del universo, alrededor de 500 a 700 millones de años después del Big Bang, hace más de 13 mil millones de años. Son muy grandes y contienen casi todas las estrellas actuales de la Vía Láctea.

Un universo primordial completamente nuevo

“Simplemente no esperas que el universo primordial pueda organizarse tan rápidamente. Estas galaxias imposibles, descubiertas por James Webb, no deberían existir porque no habrían tenido tiempo de formarse”, dijo Erica Nelson, coautora de la investigación. Nelson y sus colegas publicaron sus resultados el 22 de febrero en la revista Nature (ref.).

Estas no son las primeras galaxias observadas por James Webb. El año pasado, otro equipo de científicos identificó varias galaxias que probablemente se fusionaron alrededor de 350 millones de años después del Big Bang. Sin embargo, esos objetos eran considerablemente más pequeños que las nuevas galaxias, ya que contenían muchas veces menos masa estelar.

Los investigadores necesitan más datos para confirmar que estas galaxias son tan grandes y se remontan tanto en el tiempo como parecen. Sus observaciones preliminares, sin embargo, ofrecen una muestra tentadora de cómo James Webb podría reescribir los libros de texto de astronomía. “Otra posibilidad es que estas galaxias sean un tipo diferente de objeto, como débiles quásares, lo que sería igualmente interesante”, enfatizó Nelson.

James Webb como Hubble

El reciente descubrimiento proviene de la investigación Cosmic Evolution Early Release Science (CEERS) del telescopio. Estas imágenes miran profundamente en un trozo de cielo cerca de la Osa Mayor, una región del espacio relativamente aburrida que el telescopio espacial Hubble observó por primera vez en la década de 1990. Nelson estaba examinando una sección de una imagen del tamaño de un sello postal cuando notó algo extraño. Algunos “puntos borrosos” de luz que parecían demasiado brillantes para ser reales. “Eran tan rojos y tan brillantes. No esperábamos verlos”, agregó la investigadora.

“Se necesita tiempo para que la luz viaje desde una galaxia hasta nosotros, lo que significa que estás mirando hacia atrás en el tiempo cuando miras estos objetos”, dijo. “Encontré este concepto asombroso. Decidí en el momento en que lo entendí que era lo que quería hacer con mi vida”. El ritmo rápido de los descubrimientos con James Webb es muy similar a los primeros días de Hubble, dijo Nelson.

En aquel tiempo, muchos científicos creían que las galaxias no habían comenzado a formarse hasta miles de millones de años después del Big Bang. Pero los investigadores pronto descubrieron que el universo primordial era mucho más complejo y emocionante de lo que podrían haber imaginado. “Aunque ya hemos aprendido la lección de Hubble, no esperábamos que James Webb viera galaxias tan maduras existentes tan lejos en el tiempo”, dijo Nelson.

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